El Dr Joan Acosta, company meu de l'Hospital General de Catalunya, va presentar no fa massa una sessió clínica hospitalària sobre la taxa de cesàries i la seva evolució amb els anys. El títol de la sessió era "Quina és la taxa ideal de cesàries?" Segons l'OMS, després de reunions d'experts l'any 1985 en una regió costanera del Brasil, un 15%. Però realment hi ha una mateixa taxa ideal vàlida per a tots els hospitals? I per a tots els països? És el mateix que et facin una cesària a Barcelona que a Burkina Fasso? Què ens porta a fer una cesària? En definitiva, va ser una sessió molt interessant, amena i basada en publicacions científiques, i li vaig demanar si me la resumiria en format text per a publicar-ho al meu bloc. I aquí ve la primera entrega... si us agrada, en vindran més.
Aproximadamente, uno de cada cuatro niños que nacen en España, lo hacen por cesárea. Esta cifra no ha dejado de aumentar desde los años ochenta. Sin embargo, no pensemos que se trata de un problema autóctono como pueda serlo el paro o el déficit público. En la mayoría de los países industrializados, el aumento ha sido similar o mayor que en España. Así, El Reino Unido, conocido por su tradición de atención al parto natural, se encuentra en cifras muy similares y Alemania nos supera en tres puntos. En Estados Unidos, referencia para todos en materia médica, es uno de cada tres partos el que se produce mediante cesárea. El panorama es diferente si miramos al continente africano. Los países en vías de desarrollo tienen cifras muy inferiores al límite del 15% impuesto por la OMS en 1985, naturalmente, a costa de una mortalidad perinatal inadmisible para nuestras exigencias.
¿A qué se debe este aumento? No hay una sola causa, sino la conjunción de una serie de elementos sociales, políticos, sanitarios y jurídicos. La mejora de la calidad de la asistencia al proceso de parto ha ayudado a identificar las situaciones de riesgo (antiguamente conocidas como “sufrimiento fetal”) que, en muchas ocasiones obligan a acabar el parto mediante fórceps o cesárea. La presentación de nalgas es también una indicación de cesárea en muchos centros. Pero, sin duda, es la presión legal sobre el personal sanitario, reflejada en frecuentes denuncias con sentencias millonarias por supuesta mala praxis, la que influye en múltiples ocasiones para optar por esta opción y evitar los riesgos de un posible parto complicado. Todas estas razones, y otras más específicas, crean un gran número de mujeres que se enfrentan a su segundo parto con el antecedente de una cesárea previa. Más de la mitad serán sometidas a otra intervención similar, ya que existe el riesgo de rotura uterina que, añadido a otros factores, hace que el ginecólogo y la paciente opten por programar directamente la intervención.
¿Es imparable este aumento? Si miramos fríamente las cifras que nos facilitan los organismos europeos y la propia OMS, puede parecerlo. Pero un análisis más detallado deja cierto lugar a la esperanza. Un equipo de la Universidad de Boston, liderado por Eugene Declercq, estudió la evolución de la cesárea en 22 países industrializados entre los años 1987 y 2008. Sus conclusiones fueron que, pese a observarse un aumento sostenido en todo el período, el incremento fue menor en el periodo 2003-2007 que en 1987-2002. Tanto en aquellos países con mayores tasas (Italia, USA, Portugal) como en los que tenían cifras más bajas (Holanda, Finlandia y Noruega), la pendiente se hacía más horizontal en el segundo período, reflejando una tendencia al estancamiento. Incluso hubo dos países (Irlanda y Nueva Zelanda), que disminuyeron sus tasas en este período.
Nosotros hemos realizado un análisis del período 2006-2010 en ocho países de la UE ( Dinamarca, Suecia, Finlandia, Italia, Noruega y Gran Bretaña), de acuerdo con los datos facilitados por Peristat. En la gráfica se observa una clara tendencia al estancamiento y un suave descenso en el caso de España, Italia y Suecia.
Estos datos parecen reflejar una situación en la que hemos alcanzado un límite. Los organismos públicos y las asociaciones científicas han hecho un esfuerzo de reflexión sobre el problema y se han puesto a trabajar para frenar el que parecía un aumento imparable. De momento, el resultado es esta meseta. Pero lo deseable sería empezar a ver cómo la pendiente se inclina ligeramente y alcanza un intervalo en el que converjan la mayoría de los países de nuestro entorno, una especie de Tasa de cesáreas europea, que fuera un reflejo de la excelencia clínica que se practica en nuestro entorno.